Jorge Caballero es Natural de Argentina y reside en Ensenada. Su experiencia profesional está volcada en la Danza y ha aportado su dedicación a este arte. Bailarín, Profesor de danza y Teatro, Director Artístico y Coreógrafo, También ha realizado trabajos de investigación.
Son muchos los recuerdos, algunos graciosos, otros tristes de acuerdo a la época en que estaba viviendo el país.
Comencé casi por casualidad, a los 5 años, en la ciudad de Punta Alta, al sur de la provincia de Buenos Aires.
En una etapa donde se podía jugar en la vereda, me fui con un amigo a “folklore”. Cuando, ya de noche, la madre de este amigo lo fue a buscar se sorprendió de verme allí, y me dijo casi a los gritos que mis padres estaban desesperados buscándome… Así empecé.
Lo que recuerdo de esa etapa es la alegría que me causaba ir a ensayar, las amistades que se generaban dentro del grupo, recuerdo también haber visto llorar a mi profesor tan sólo una vez, porque las cosas no salían como él esperaba.
La forma de ensayar en la danza folklórica de esa época era muy diferente. Por ejemplo, los malambistas NO PRECALENTÁBAMOS! Llegábamos al ensayo, nos poníamos las botas, y a pegarle! Era increíble. Otra mirada era la de la creatividad del bailarín: no tenía lugar… El director ponía todo; elegía la música, ponía la coreografía, diseñaba el vestuario, pautaba lo expresivo… De todos modos era todo muy inocente, muy natural; era muy placentero ser un niño, o un adolescente bailarín.
Pero también recuerdo (o comprendí, luego a la distancia) cómo el gobierno de facto que tuvimos por aquellos años, fue “apropiándose” de lo folklórico como un patrimonio nacional, como un estandarte de su “proceso de reorganización nacional” que tanto dolor le ha causado a este país. En aquél momento se translucía en un acto patrio, en un desfile cívico-militar, o en cualquier acto de los militares, donde las danzas folklóricas siempre estaban presentes.
No iba a darme cuenta de las terribles consecuencias de ese uso de lo folklórico sino hasta mis 18 años, momento en que recalé en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, donde la resistencia por aquellos años fue gloriosa. Aquí me di cuenta de lo duro que iba a ser seguir el camino de la danza folklórica, cuando el pueblo argentino la asociaba a los militares que asesinaron a 30000 personas y destruyeron un país.
Entonces comenzó una etapa muy dura, ya en el terreno de lo profesional, donde a fuerza de mostrar mis trabajos, algunos con temática social, otros puramente ideológicos, y otros también abstractos, por la pura belleza del arte, se fue corriendo esa idea de acto “fachista” el hecho de hacer danzas folklóricas.
El presente me encuentra ocupado, conforme con el trabajo de la compañía, con un grupo excelente de trabajo, feliz con la decisión de haber tomado este camino, habiendo dejado la carrera de medicina en cuarto año en pos de dedicarme seriamente al arte, y llegando a logros tales como dirigir interinamente al Ballet Folklórico Nacional durante los años 2008 y 2009.
El gran conflicto es la dificultad que tiene esta profesión, al menos en este país, para que un bailarín pueda solventarse económicamente si desea dedicarse exclusivamente a la danza. En general es prácticamente imposible, salvo en contados casos si tomamos el universo completo de bailarines, no tener que trabajar en labores ajenos a la danza para mantenerse, comprar sus instrumentos de ensayo, costearse los viajes. Lo mismo sucede a la hora de hablar de la compañía específicamente. A una compañía independiente le cuesta muchísimo cobrar el monto que correspondería a una obra, o pagar un traslado para una gira. Así y todo, el arte de la danza sigue creciendo…
Disciplina, renuncias, algunos tiempos para el ocio acotados… Una mente abierta a los cambios sociales, artísticos, culturales… Una lectura constante, actualización. Un estado de alerta todo el tiempo sobre las cosas que nos rodean. Mucha charla con mis hijos, ya que tengo que ceder tiempo de compartir con ellos por los ensayos, y otros tiempos para mi trabajo como docente… Ellos van a muchos ensayos y ven a su padre trabajar en el arte, hacer lo que les gusta. Considero que eso es bueno, y es lo que me relaja un poco a la hora de verlos ahí conmigo, en vez de estar en una plaza jugando…
Nunca se debe olvidar que trabaja con seres humanos, lo que implica saber relacionarse, escuchar al otro, comprender que la otra persona tiene sus necesidades, sus opiniones, su propia historia. Y por otro lado no debe olvidarse del compromiso que debe tener con su profesión, la actualización constante, su propia formación, la concientización profunda de su actividad.
Más allá de la idea que será generadora de la obra, siempre pienso en los bailarines, en qué los voy a mandar a hacer arriba del escenario, en cuidarlos, en respetarlos. Tengo muy en cuenta al espectador, por supuesto desde mi propia estética. Pienso en qué pueda ser interesante para contar, para ver (aunque no siempre se logre…) Y en tiempos en los que estoy montando la obra, estoy siempre muy alerta a lo que miro; generalmente poso la mirada sobre mi alrededor desde un punto de vista escénico, ya sea una situación en la calle, un cuadro, una película… Lo mismo les pido a los bailarines…
Fundamentalmente que mostramos que con recursos de la danza folklórica se puede contar lo que uno quiera. No es necesario abocarla solamente a los usos y costumbres tradicionales. Nosotros no llamamos danza folklórica al producto de Cruce Urbano, sino que utilizamos recursos de la misma como soporte narrativo de las obras.
Por otro lado, la compañía trabaja de manera interdisciplinar con otros lenguajes artísticos, con especialistas en cada género, para de esta manera, y sólo en cierta medida, garantizar seriedad en el manejo de cada uno, ya sea del teatro, de la plástica, del video, títeres, narración oral, canto, música, etc.
En cuanto al resultado de las obras, lo dejo a criterio del espectador… Sí me siguen sorprendiendo algunas respuestas del público, quien ve cosas que tal vez yo no había visto, o no había tomado en cuenta. Aunque es sabido que esto es común, no dejan de sorprenderme las lecturas del espectador.
La danza folklórica empieza a adquirir status como tal a partir de finales del 1700, con aportes de Europa y del Alto Perú; esas fueron las dos grandes puertas de acceso.
Una característica fundamental de las mismas, es que salvo el malambo, todas son argumentadas, todas cuentan, todas tienen un relato; incluso cada una de sus figuras lleva un relato en sí misma, que armar el argumento general de las danzas.
Hay en la actualidad ciertas danzas “vivas”, que se siguen realizando de manera espontánea en fiestas, cumpleaños, reuniones en general, como el chamamé, la cueca norteña, la cueca cuyana… Otras pertenecen al folklore “histórico”, sólo se realizan a modo de representación, ya que no se bailan espontáneamente.
En cuanto a hecho artístico, es muy complejo el tema. Se parte de una gran dicotomía: el folklore tiende a perpetuar el hecho, a canonizarlo, a mantenerlo de generación en generación; el arte es efímero, tiende a ser personal y único. Esto de alguna manera garantiza un conflicto a la hora de comenzar a hablar de unaestilización folklórica a la hora de componer. Entonces el coreógrafo de danzas folklóricas trabaja entre la libertad de creación y la fidelidad al código.
Entre otros trabajos también ha dedicado tiempo a la investigación sobre la danza.
Es complejo el tema, ya que depende desde qué teoría del Folklore uno se posiciona para hablar del comportamiento de estilizar una danza folklórica. Hay muchos rincones oscuros aún, pero lo cierto es que la inmensa mayoría de los grupos folklóricos hoy hacen estilización folklórica, de hecho en el grupo etáreo de los adolescentes es lo que mayor inclusión genera, incluso la llegada de bailarines de otros géneros, fundamentalmente del contemporáneo y del clásico, se debe al interés que despierta la estética de la estilización folklórica, desde su energía, el manejo específico del espacio y sobre todo del ritmo.
Si bien casi todos los países del mundo estilizan su folklore, estamos en camino de investigar cuáles serían las características distintivas en nuestra tarea, a diferencia de las estilizaciones de otros lugares del mundo, tarea que como se imaginarán, es muy difícil.
Tener la técnica ESPECÏFICA para la obra a la que se lo convoca, y deseo de correr sus límites un poco más allá, a cada momento. Compromiso ético, intelectual y físico con el grupo y con la obra. Que acepte riesgos estéticos que vayan más allá de sus gustos personales; que esos gustos no sean sus limitaciones… Esto como para empezar desde lo conceptual. En cuanto a lo específico de Cruce Urbano, deben manejar al menos, dos lenguajes artísticos.
No podría decir que no veo preocupación en la investigación, pero me parece que (y hablo del entorno en el que me muevo solamente) esa preocupación se cierne sobre el ombligo, lo cual complica con la apertura que se tiene hacia la comunidad en general. En relación a otras artes veo muy poco público asistente a las obras. Creo que no logramos producir identificación con el lenguaje en la gente, salvo los que lo hacemos. Aquí en una función es normal encontrarnos “entre nosotros” y notar que es muy poca la gente que concurre, que no pertenece al mundo de la danza.
Por otro lado, en nuestro país, es muy desparejo el manejo de la información, o mejor dicho, el alcance, la apropiación de la información. Hay zonas mucho más desarrolladas que otras en sus estéticas, en sus producciones, que otras. Y mucho tiene que ver el acceso a la cultura de ambos polos.
Supongo que replanteando las producciones, las estéticas, la cuestión de lo identificatorio, lo cual no necesariamente es “negociar” en un sentido negativo del término. Que salgan los bailarines a la calle, que se acerquen a las plazas, a la calle, hacer de esto una publicidad; lograr un acercamiento a la gente, poder explicar cómo se trabaja, qué significa ser bailarín, coreógrafo, una obra de danza. Qué contamos cuando bailamos.
Esto desde nuestro aporte; pero sin dejar de insistir a los responsables culturales en el estado en mejorar la calidad de nuestra profesión, ya sea desde capacitaciones gratuitas, incentivos económicos, becas, subsidios, salas con todas las comodidades necesarias, garantías de salud a los bailarines, etc., lo que redundaría en mejores producciones que ofrecer a los espectadores. Y, junto con lo mencionado anteriormente, que generen instancias para la formación de espectadores, como por ejemplo, funciones en teatros con las mejores condiciones para ser visitadas por escuelas en forma gratuita.
Si hacemos la lectura desde el punto de vista de este proceso de hiperintelectualización de las producciones, sí, es cierto. Pero ese valer todo en ocasiones tiene que ver con lo contrario, con un análisis muy pobre desde lo intelectual, desde donde se hacen realizaciones con incursiones en terrenos que no se manejan, sin investigar o capacitarse, o recurrir a personas capacitadas.
De todos modos, la oferta es muy amplia, por así decirlo: hay de todo, y eso es bueno. Hay muy buenas puestas “puras” de danza, muy buenas puestas interdisciplinarias, coreógrafos con enormes y sorprendentes capacidades creativas, excelentes bailarines… Estamos cubiertos!
Han sido muchos premios logrados así como, - En 1991, premios y reconocimientos a coreografías compuestas para el Ballet Federal, peña El Chasqui y compañía Danza Urbana.
- 1992 Reconocimiento de la Fundación Runa Simi a la actividad folklórica.
- 1994 Campeón de Malambo Sureño, PRE-COSQUÍN 94. Cosquín, Córdoba
- 1995 Premio Homero Manzi en reconocimiento a la trayectoria. Centro cultural y social Homero Manzi.
- 1996 Premio Cóndor, Diploma de Honor, otorgado por Estampas y Memorias.
- 1997 Premio Homero Manzi,. rubro Danza al Ballet El Chasqui.
- 1997 Premio al mejor actor, por “La Comedia de las equivocaciones”, de W. Shakespeare. Comedia de la Provincia de Buenos Aires.
- 2003 Ganadores en Malambo Combinado Sureño PRE-COSQUÍN 2003 El Chasqui. Cosquín, Córdoba.
Es el momento. No se puede negar que es reconfortante que a uno lo premien, pero la emoción es pasajera. La distancia en el tiempo lo encuentra a uno trabajando de nuevo, lo cual es el mejor premio. Sí es aprovechable la garantía que da en ciertos aspectos, por ejemplo los de espacios que se abren para poder mostrar lo propio.
En todo! Todo se “abre” de una manera casi mágica cuando estoy creando. En una obra del 2010, “Tiene la revolución una mirada…”, hay una secuencia de movimientos de mi hija, que en ese momento tenía 3 años. Obviamente en ese “todo” que hablo, pongo la mirada y se adapta a la necesidad, pero es como si el entorno se transformara en estímulo para la obra, como si se “moviese”, como si cobrara forma. Es como entrar en un estado especial, donde la mirada se hace “escénica”. Una noticia, una imagen en internet, una película que supuestamente nada tendría que ver con el tema de la obra, la disposición de las cosas sobre la mesa a la hora de la cena… Esto sumado a la búsqueda, a la investigación específica y voluntaria del material.
No sé, la verdad no sé, porque no podría decir que somos el grupo fundante del trabajo multidisciplinar. Sí tal vez en las danzas folklóricas argentinas.
Cuando trabajamos no tenemos en cuenta lo ya hecho por otras compañías. Sí tenemos en cuenta la mirada del espectador.
En algunas funciones hemos escuchado devoluciones sobre lo “diferente” de Cruce Urbano, tal vez en el campo de las danzas folklóricas, pero no lo entiendo bien. Intuitivamente sé que hacemos las cosas de manera diferente, tal vez el registro coreográfico desde lo dinámico, tal vez el abordaje de cada lenguaje sea diferente, no sé…
En la actualidad Cruce Urbano tiene dos elencos. Uno de catorce integrantes montando un trabajo sobre el mito del Minotauro, y otro de seis personas trabajando una obra llamada “Memorias de la teja”.
A lo que tiene que estar preparado un espectador de Cruce Urbano es a la multiplicidad de discursos en un mismo momento. Una escena puede contarse a la vez desde dos mujeres manejando sendos títeres mientras una narradora les pone la voz y un trío de bailarines representan mediante el movimiento una mesa y una partida de truco (“Tiene la revolución una mirada”). O un par de oficinistas, hermanos ellos, en discordia por una mujer, “discuten” mediante un malambo ejecutado sobre máquinas de escribir mientras la mujer, prostituta, canta una canción de cuna (“Truco para tres”).
De todos modos, todos los integrantes de la compañía son bailarines de danzas folklóricas, por lo que Cruce Urbano tiene su repertorio de danzas representativas de nuestro país, desde lo coreográfico, vestuario, épocas, y todo lo concerniente a la autenticidad de las mismas.
En la actualidad estamos en cartel con “Mariposa del arte” y cerca del estreno de la obra “Minotauro”. Sigue el montaje de “Memorias de la teja”, una obra fundada sobre relatos latinoamericanos.
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En lo específico, ha habido un gran cambio en la composición de mudanzas y en la ejecución del malambo sureño desde mi presentación en el año 1994 en que resultara ganador del rubro en el festival de Cosquín. El producto, aquél malambo, fue un ensamble entre el malambo que se venía haciendo hasta la época y técnicas específicas del Tae Kwon Do, arte marcial que yo practicaba en aquél momento, en cuanto al manejo de la energía, formas de sacar las piernas, manejo de la velocidad, aportes de un trabajo específico de la cintura para reducir el gasto, pero todo aplicado al malambo, sin perder lo esencial. En aquél año, el malambo era fundamentalmente cepillado, con una característica fluida, ligada, sin cortes, sin apoyos fuertes. Todo eso cambió a partir de esta propuesta. Era ir a ganar o a perder, sin grises. Gané, y pasó lo que pasó.
Y en general, creo que si se habla de mi trabajo, se hace hincapié en los riesgos que tomo en las propuestas, en eso de “lo diferente”, en la mirada sobre las danzas folklóricas. También hablan de lo mismo quienes no admiten mis propuestas!
En lo conceptual, creo que predicar algunas cuestiones con el ejemplo. Poder dar fe de que con trabajo, compromiso y dedicación se puede trabajar de esta profesión. Cuando uno dice “esto es una forma de vida” es cierto, no es una frase hecha. La vida se danza, en TODO esta la información. Uno debe ser auténtico con uno mismo y sobre todas las cosas, jugarse!
Fotografias Realizadas por el Fotógrafo Diego Nucera.Entrevista realizada Por Josue Alvarez para Studio 88.
Agradecemos tu dedicación y tu profesionalidad, gracias por compartir con nosotros y por aportar conocimientos y experiencias de las cuales serán de gran interés para muchas personas. Desde aquí deseamos que más gente conozca su trabajo, y que las personas que aun no han id a ver un espectáculo de danza, que se animen que la danza está hecha para todos y es un arte que muchos la vivimos para poder mostrarla es un lujo sentirla para después mostrarla. Deseamos que tu trabajo sea un éxito.
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